Igual sabía que había algo más detrás, aunque no le interesaba lo que le debería interesar, ni escuchara lo que debería escuchar.
Sabía que no estaba mal, que estaba llamada a más.
El libreto de modo de uso de vida no me había servido para nada, lo usaba de servilleta con el sandwich del mediodía.
Miraba los rayos del sol sobre los faroles, las imágenes podían ser perfectamente capturadas, la luz siempre estaba de mi lado y las historias que se podían haber contado.
Un pedacito de mundo dentro de una caja, donde siempre podías mirar hacia el cielo, donde risas, gritos, llanto, bronca, amor, silencio, claro, oscuro, la caracterizaban.
Vida buena, vida mala, vida donde el silencio igual hablaba.
Donde todo podía ser un escape, un encierro, un camino, una pérdida de tiempo, un teatro, una casa, todo dependiendo los ojos que la miraban.
Para mí fue todas, aunque pareciera que nada.