Al mismo tiempo que dicen que sea yo misma, me internan sus reglas para inventar un autoestima. Aún así no quieren que sea un robot, aunque me quiten la libertad de expresión. -Sonreí que te ves mejor, dicen, -Haceles creer que estás feliz detrás del mostrador.
Soy yo igual, soy yo detrás de ese montón de métodos para caerles mejor.
Con sus pantalones ajustados y bien lavados, con sus aires de ser superior. Son mejor que yo quizá, sumando pesos y restando miedos, diviendo años en trozos pequeños de tiempo para ser quienes realmente son. Multiplicando dinero, en eso seguro, que son mejores que yo, que sólo sirvo para contar sueños.
Estoy atada y condenada a aceptar años de lamento interno para poder estar mejor, para sentir que mis manos puedan respirar y tocar el cielo. Pero para eso las cuerdas van más fuertes, las lágrimas vienen con más ganas, y las sonrisas son más falsas. Sonreí acá, y andá a llorar a tu casa.