Su sonrisa, a pesar de todo. Como si el tiempo que pasara solidificara el hilito que nos une haciéndolo cada vez más fuerte.
La montaña que nos falta escalar se me viene a la mente, la montaña que estamos escalando. La montaña en la que seguimos por más dificultades o facilidades que se nos presente.
Y lo que me hace seguir es su sonrisa justamente, eso que me facilita más que tener zapatos especiales o mayor oxígeno encima. Porque por más que tengamos que compartir el agua siempre nos alcanza y sino, nos basta, porque sé que va a estar para agarrarme la mano.
Si hace frío y nos tenemos que acurrucar en distintas cuevas, sé que de cualquier forma va a estar la manera de encontrarnos, por más invierno, por más niebla, por más nieve, por más piedra, papel y tijera para descubrir la verdad, al fin y al cabo eso no importa, al fin y al cabo es ella la que me sigue dando la mano, y es lo que me da fuerzas para seguir escalando.