Tan poca importancia le da a las cosas, tan diferentes las ve.
No conozco su corazón, y creo que en su mente reina la ignorancia y el desinterés.
Nunca podríamos opinar igual de la vida, pero sonríe y quiero sonreir.
Me apuñala y saca el cuchillo brillando en plena luz del día. Sin pudor, sin tristeza, casi sin darse cuenta; y sonríe.
Siento su lengua rozándome la piel como el filo de mismísimo cuchillo que cortó mi carne. Siento la sangre, ahora, por todo mi cuerpo. Siento el calor invadiéndome como escalofríos.
Y sonríe, pero yo ya no estoy sonriendo.