O sentir el pasto rozando mis rodillas.
O la fría lluvia mojando mi cara.
No me importaría estar allá afuera escondida en lo magníficamente grande que es el mundo.
No me importaría.
Me olvidaría del stress de querer desestresarme. Y llorar cuando me alejan del mar. Y tratar de olvidar una boca más.
Me olvidaría de lo peor que podría pasar.
No me importaría cantar desnuda sin más.
Y comer todo lo que quiera probar.
Y ser intolerante, ignorante, sofocante. Ni me importaría domarme.
Tal vez conocería la libertad, tal vez todavía no aprendí qué es realmente respirar.