miércoles, 30 de marzo de 2016

¿Realmente te interesa qué disco estuve escuchando hoy?

Era como un príncipe tamaño pulgar. Tan común, tan corriente, tan cerca que el destino me lo corrió del lugar.
Me lo nubló de la mente sin saber que mi mente estaba nublada por él.
Era 50% hombre y el otro 50% lo soñé.
Era de esos por los que jugaba con los dados, pura suerte si salía un par, y me salió un cinco, sin número de más.
¿Qué diría si se entera que vive acá dentro, en mi pecho?
¿Qué diría si supiera que cada muchacho lo confundo con él?
¿Será de su importancia saber que quiero que esté bien? 
Si no fuera por el viento que me aleja fuerte de él y su desinterés por mi sonrisa reflejando bienestar, me acostaría un ratito al lado suyo. Contemplaría su sonrisa especial y su mirada con sueño, sus cicatrices de vida y lo escucharía .Ahí, al lado suyo, mientras gira el mundo y yo me hundo con él.
¿Qué tendrá en su corazón de verdad? Ese que no refleja ninguna pantalla, ese que con el que cada bombeo nace una canción que nunca he conocido, y una canción que nunca me tocó.  


miércoles, 16 de marzo de 2016

Jugando a las escondidas


Me pinchás el globo que vos mismo te detuviste a inflar. 
Me lo pinchaste y lo dejaste ahí, sin terminar. Sin preguntar si está bien como está.
No me regales algo sin saber si me va a gustar, o al menos fijate si el color me va a asquear.
Fijate si no soy alérgica al material, porque no tengo ganas de estornudar.
No tenía ganas de tener un globo, pero si me lo das dejame jugar.
¿Para qué me lo vas a pinchar? ¿Te es divertido verlo destruido? o ¿te arrepentiste porque no me ves encajar? ¿te arrepentiste y te importa un bledo tirarme en el mar?
Oh, ya veo. Qué pena me das. Con tan poca fuerza, ¿cómo no te vas a asustar? 
Qué bueno que te fuiste, no me ibas a poder cargar. Menos con un globo lleno de tonterías a punto de explotar.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Baila mi vida, no dejes que llegue el dolor

Tan fácil como dejar de sentir su angustia en el estómago.
Tan fácil como para no añadirle ningún valor a nada, ya que el valor de las cosas se lo atribuye ella.
Siente que nada le basta, que se le comprime el pecho y le cuesta ver con claridad.                               Le cuesta sonreír aunque apenas alca la mirada sólo halle frases de felicidad.
Ella no tiene ninguna enfermedad y nadie la puede comprender. Ella vive cada minuto de su vida conociendo un miedo diferente, y así pasa sus días.
De vez en cuando se le escapa una sonrisa al azar, cuando hace un recreo luego de tanto pensar. Pensar le quema la mente.
Se obsesiona con caprichos y al final sólo quiere amar. Sólo quiere sentir el bienestar de ser necesitado, correspondido, cuidado, protegido.
Sentirse parte de la vida y contagiar alegría.
Sueña, la chica de ojos tristes, a medida que pasan los años. Sueña con cambiar su tristeza por un mejor regalo. Con abrir horizontes de esperanzas, ella sueña y se tropieza con sus propias cadenas.
Quiere correr, quiere esconderse.
Tiene odio, miedo. Necesita amor. Puro y exclusivo amor, aunque su cuerpo no diga lo mismo.


La chica del cristal

Encerrada en cuatro paredes de vidrios, mirando todo desde ahí, no entendía como podía salir.
Podía ponerse bonita y todos se quedaban a observarla.
Podía cantar una canción y lograba llamarles la atención. Ahí estaba, parada, hermosa, admirable. Encerrada. 
De vez en cuando podía sentir algún que otro contacto, pero su condición hizo que las miradas sean el gesto más importante. Lograba traducirlas, las tenía más que sabidas después de estudiarlas tantos años. 
No entendía, por qué tan hermosa, admirable, se limitaba a esconderse en la oscuridad a ver eso de lo que todos hablaban, eso que desconocía. 
Trataba de reproducir las imágenes en su cabeza muchas veces para que pudiesen parecer real. 
A veces lograba sentir en calor en los labios, en las manos, en el corazón, luego caía en cuenta de que era ella misma la que se estaba acariciando. 
¿Por qué? Sólo lograba preguntarse. ¿Por qué no yo? 
No lograba darse cuenta que estaba destinada a eso de lo que todos hablaban, eso a lo que espiaba, pero lo que veía no bastaba. No bastaba con empañar las paredes, con sudar, con llorar. 
Lo que todos hablaban lograría romper los cristales apenas aparezca. 


martes, 8 de marzo de 2016

Suavemente

Necesitaba una mirada para cuando se sienta vacía, cuando en su corazón ya no reinaba la alegría. Cuando su sonrisa se veía interrumpida y su pasión empapada con agua fría.
Que la toquen, que la abracen. No como si su cuerpo fuera de látex, sin vida, sin simpatía. No le bastaba nada de lo que le hacían. Se refería a algo de verdad, que de sólo pensar la hacía temblar. Sentir cada centímetro de humedad, de calorcito, hundirse en un mar de gritos y deshacerse de todas las penas.
Eso quería, algo real, que se pueda tocar, que le haga sentir el mar dentro suyo, inundarse de espuma.
Que sea llorar, o reír. Disfrutar, simplemente, de su cuerpo y su mente. Recibir ese cuidado que sólo ella podía darse, y el cual se lo merecía más que nadie.


I could be the only angel he need to be strong

Soy consciente de la obsesionante sensación corriendo por mis venas, del círculo vicioso. Del vos y yo escrito en la arena, tan fácil de borrar como el pretender que nunca lo haya escrito.
Hoy sos mi todo, mañana no existis.
Puedo volverme atea y al otro día sólo creer en vos.
Simple como el azúcar triple 0 del mercado de la vuelta. Así de simple y de adictivo, imposible de no usar.
Sin saber cómo fuiste procesado, o si solés hacer daño. Así te acepto y quiero más.
Quiero más caramelo. Masticar y saborear hasta que se me caigan los dientes.
Comerlo a escondidas y sin disfraz. Ponerlo en un frasquito y lamerlo de a poquito.
El dolor en la panza me avisa que lo tengo que dejar.
¿Qué me importa? Siempre hay un nuevo sabor que probar.