miércoles, 27 de julio de 2016

Mi dolor, mi ceniza, mi resaca de fe

Las luces se encendían cuando vos sonreías, llenabas de luz todo tu alrededor.
Pero el dolor, ese maldito dolor que te quemaba el pecho, te oscurecía el cielo.
Si es de noche y no hay refugio en vos, recordá que todo puede ser mejor.
Aunque el miedo te supere, te hipnotice, te derrite, hoy la muerte ya no es de terror.
Aunque te sientas frágil y lleno de dudas, tu silencio agudo no sirve de ayuda.
Si esa cabeza explota de insegura, ya no quedan miedos que ignoren tu locura.
Si rompés en llanto, ¿hay esperanza alguna? ¿sólo es vivir en ayunas de circunstancias puras?
Aunque creas que no hay magia, que no hay risas, que no hay calma, tal vez sólo era porque estabas a oscuras.

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