sábado, 16 de julio de 2016

No sé si será el miedo, la noche o el frío, pero hay algo en vos que no me deja olvidar

Entrelazando fuerte los cuerpos se olvidan los demonios alrededor, de todo lo malo.
El calor burla al invierno que se está creyendo eterno. ¡Pero vos no sos mi Dios como para mandarme al infierno!
Sos solo otra estación que juega a querer envolvernos, y para tu información, me gusta la estufa y los besos congelados, que van emanando un veranito con cielos despejados.
Cuando estoy sin lugar a donde ir, sin recursos que nos cubran, con la muerte en cada esquina, lo único que me protege son las sonrisas, y la ropa calentita, así sin problemas puedo pasar los días.
Ese fuego en su interior que proyecta en todo su cuerpo se transmite al mío y silencioso voló el tiempo.
No soy la correcta, no suelo mirar las estrellas, pierdo el tiempo sin salida y bailo para no sentirme aturdida. No confío en mí misma, ni en mis palabras que varían. Pero siento, quiero  y debo, sostenerte en la caída.
Cada palabra la masticás y la tragás como si perteneciera adentro tuyo, sos mi espejo distorsionado. Sos la honestidad que me acompaña, que me protege de la lluvia de mentiras, de las malas palabras. Punto y coma, y mayúsculas bien pronunciadas. Abrazame fuerte, por favor, no escribas nada.
Me aterran los Para siempre, las manos entrelazadas, me aterra imaginarme de blanco en esa esquina parada.

Mejor seremos como fantasmas, que pasan las horas volando, y no explican por qué vuelan tan alto. No hace falta explicarte, no hace falta explicarme. No necesitamos a nadie, sólo tu corazón es el responsable. 

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