martes, 16 de agosto de 2016

Y el oscar va para vos

¿Quién te creés que sos para hacerme creer que todo va a estar bien? Cuando tu mirada de comprensión fue tan amada en otros ojos que perdió efectividad en los míos.
Si por más que crea saber qué hay detrás de esas muecas no sé quién sos.
Porque conocer tu nombre no me permite ver tu sol, ni saber si el mundo del que me contás alguna vez existió.
¿Quién te creés para venir y revolverme el estómago? Para sacar de mí actitudes que escondía, para pintarme un futuro con fantasías.
Decirme que no estoy sola, que me agarrás la mano y  que me llevarías. Qué linda actitud, qué buena persona. Qué hermoso que me quieras, a mí sola.
Te felicito, me encanta tu obra. Te aplaudo de pie y te pongo la corona.
¿Preferís actuar o escribir en la obra? ¿Me preferís de rubia o de morocha?
Pero claro, eso no importa. El color es nada si vemos todo rosa.
Si las cadenas nos unen no importa el dolor, tal vez nos aprieten menos con un par de besos.
¿Dónde firmo el pacto? ¿Lo sellamos con un abrazo? De esos que te gustan a vos, y que me llenan de miel el cuerpo.
Más de lo que me gustaría consumir me das, sin preguntar, y a cucharones. Llenándome de azúcar, de flores. Poniéndome colores.
¿Quién te crees que sos? Sonriendo, haciéndome querer que te quedes hasta el próximo invierno.
¿Escondés un cuchillo filoso detrás de tu espalda, aunque me convenzas de que no te gustan las armas?
Se te olvidó decirme que tal vez sí las blancas, y no me importa. De todos modos, yo también sé utilizarlas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario